¿Por qué mi celular sabe lo que quiero? Perfilamiento de datos e inteligencia artificial

20 de octubre 2021

¿No les ha pasado alguna vez que se encuentran conversando con algún amigo sobre un artículo de ropa en particular, una herramienta, un par de gafas de sol o cualquier producto específico, y apenas desbloquean su celular y abren sus redes sociales les llega continua publicidad justamente del producto que tenían en mente? Y no solo eso, sino que tiempo después les comienza a llegar publicidad de bienes afines como zapatos para el pantalón que querían, unos aros para el auto que estaban pensando adquirir y lo conversaron, incluso carne especial para esa parrilla que tanto quieren tener en su patio.

¡Esto no es pura coincidencia! Cuando mantuvieron esa charla con su amigo, hubo un tercero involucrado en esa conversación, su celular. Pero no solo eso, sino que además, su celular captó lo que estaban buscando y de inmediato se conectó con aquellas empresas o servicios que tienen el producto que estaban buscando y conversando.

Ahora cabe preguntarse ¿es esto legal? Siendo la respuesta muy sencilla: Sí. No solo que es legal, sino que es algo que ustedes aceptaron al momento de dar clic en la casilla de los términos y condiciones, aviso de privacidad y uso de cookies para el uso de su celular y redes sociales (sí, esa casilla acompañada de textos que nunca se leen).

Habiéndose entregado el consentimiento expreso para la recopilación y uso de la información adquirida por una mera conversación, Apple, Facebook, Instagram y todos los otros servicios tienen la posibilidad de utilizar sus datos para compartirles publicidad de lo que les interesa. Además, se les da la posibilidad a estas y muchas otras empresas a iniciar un perfilamiento de usuarios. No crean que las compañías son oráculos digitales que por mera coincidencia saben cómo visten y qué otra prenda les gustaría, sino que recaban sus datos para que, estadísticamente, puedan coincidir en lo que les va a atraer o que comprarían en base a sus gustos y adquisiciones previas, dando paso a lo que llamamos la inteligencia artificial.

La inteligencia artificial, aunque muy compleja en su estructura, en rasgos generales  es cuando, basada en mi información concurrente, mis dispositivos puede intuir, como ejemplo, qué es lo que quiero tener guardado en mi closet. Esto es lo mismo que utilizan las instituciones financieras para determinar si somos o no sujeto de crédito en base a qué tan bien utilizan sus cuentas y tarjetas, y qué tan rápido pagan sus cuentas (perfilamiento utilizando inteligencia artificial).

Juan Gustavo Corvalán, en su blog titulado “Nada es privado” mientras subastan tu identidad digital con Inteligencia Artificial dice algo muy cierto y lo ejemplifica curiosamente:

El Lobo de Wall Street refleja cómo Matthew McConaughey introduce a Jordan Belfort (Leonardo Dicaprio) al mundo de los corredores de bolsa y le cuenta la regla número uno del mercado de valores: nadie sabe qué va a pasar con las acciones y mucho menos los corredores de bolsa. En el siglo XXI, la regla número uno del ganador del Oscar podría ser casi la opuesta: los sistemas de inteligencia artificial le van a decir, con mucha precisión, hacia dónde podría ir su próximo clic. (Negrilla y subrayado fuera de texto).

Esto nos hace pensar hondamente, pues el uso de herramientas de inteligencia artificial puede ayudar a potencializar las ventas en un negocio. De hecho, varias empresas basan su negocio en los resultados de estos sistemas de inteligencia artificial, en donde utilizan estos datos, los extraen (usualmente por medio de las cookies o píxel) y comienzan a “predecir” qué ofertar a sus clientes sobre la base de nuestros comportamientos digitales.

Así, si la estrategia de marketing de mi empresa opta por un sistema de inteligencia artificial, lo más seguro es que este sistema utilice herramientas de envío o display de publicidad en páginas web de alto tráfico, evaluando qué tanto te quedas mirándola, cuánto te demoras en cerrarla o si hiciste clic en la misma para averiguar más. Ahí ya tendrán un primer perfil de quién eres tú. Posteriormente mantendrán esta misma estrategia, auditando el impacto que distinta publicidad genera en ti y así crear tu perfil o “identidad artificial” para saber exactamente qué más ofrecerte en base a tu contorno digital, y así, guardar, procesar y realizar predicciones, para una eventual venta. Esto incluso es realizado independientemente por ciertas empresas para generar bases de datos moldeadas y venderlas al mejor postor, que es lo que el autor antes citado denomina como una “subasta de tu identidad digital”.

Estos perfiles pueden ser transformables y complementados. Por ejemplo, si además de todos los datos que ya se han ido analizando y guardando para el perfil digital, le añadimos rastreos de geolocalización (que el teléfono celular es capaz de registrar) y otros datos que llevan a patrones de comportamiento, próximamente no solo que se te ofrecerá un nuevo producto, sino que además se te indicará todas las tiendas cercanas que lo tienen, haciendo que la compra sea inminente.

Este es el panorama y nuevo entorno digital al que los usuarios digitales nos debemos acostumbrar y ya no asustarnos. Cabe resaltar que los sistemas de inteligencia artificial no siempre son asertivos y pueden fallar, por lo que posiblemente no sepan qué cinturón me quiero comprar para ese pantalón azul que compré hace poco, por lo que es claro que el uso de estos sistemas es inminente, pero es un uso continuo y dinámico, además que deberán respetar el derecho de los usuarios, incluso aquel derecho a no recibir publicidad de manera agresiva y acosadora. 

En resumen, el uso de herramientas de inteligencia artificial para crear perfiles digitales es algo normal y puede servir perfectamente como una estrategia de negocio, siempre que se cuente con el consentimiento expreso de quién utiliza o accede a una página web, o a cualquier dispositivo; y es por ello que es necesario que los desarrolladores de páginas web, así como de los dispositivos móviles cuenten con la seguridad a la protección de datos personales desde el diseño y por defecto. Esto puede potenciar a incremento de ventas o la construcción de bases para posterior comercialización. Construir un perfil digital de constante transformación no es ilegal, y si cumple con los preceptos legales servirá perfectamente para impulsar los negocios.

Así que la próxima ocasión, mejor no hablar tan fuerte, porque tu celular posiblemente te hará gastar más dinero.

Mario Ruiz

AUTOR

AVL

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